Una familia cristiana saludable, el reto para hoy

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Una familia cristiana saludable, el reto para hoy

La familia contemporánea está enfrentando grandes y serias dificultades. Existe una tendencia de acomodamiento a lo que está de moda en la sociedad actual, llevándoles cada vez más hacia una desintegración moral. Este es un fenómeno real en la época moderna, por lo que los hogares cristianos hoy enfrentan un gran desafío.

Ante las profundas trasformaciones y los fracasos matrimoniales y de todo tipo que ocurren a nuestro alrededor, podemos preguntarnos si hay posibilidad de que exista una familia cristiana saludable. No hay otro libro que sea más práctico que la Biblia, para la orientación espiritual, ética y moral de nuestra vida. Por tanto, nada mejor que aplicar los principios bíblicos a la relación matrimonial, así como entre padres e hijos.

Desde el principio, el mandato de Dios al matrimonio fue la procreación y la administración. Dios, como arquitecto de la familia, comisiona a ambos para cumplirlo. Tanto el hombre como la mujer juegan un papel muy significativo en la relación y crianza de los hijos. De cada uno depende la salud familiar y en su conjunto, el verdadero cumplimiento de lo que Dios demanda de nosotros.

El reto de ser hombre, esposo y padre implica mucho esfuerzo, valor y sobre todo, amor. En cierta medida, muchos problemas que se generan en el hogar pudieran evitarse si el esposo cristiano ofrece el liderazgo necesario como cabeza del mismo. Este vínculo refleja la relación de Cristo y su Iglesia. Además, el marido tiene la responsabilidad de amar a su esposa, es ese amor sin condiciones ni demandas, el amor que sustenta y cuida. El hombre cristiano debe vivir sabiamente con su esposa, el apóstol Pedro insta al esposo a rendir honor a su esposa. Una parte implícita de su liderazgo consiste en no dejar de crecer, tanto intelectual, emocional, como espiritualmente.

El reto de ser mujer, esposa y madre es grandioso y portentoso, ya que Dios ha creado a la mujer en una altísima posición y con funciones particulares. El desafío es grande, pero con la ayuda del Señor se puede experimentar un hogar feliz, distinguido por la comunicación abierta y el amor. La mujer ha recibido de Dios dones maravillosos. Aunque no tenga hijos, su instinto materno se manifiesta por la clase especial de cuidados que brinda a todos aquellos que acoge bajo su techo. Su capacidad instintiva para establecer un hogar convierte ladrillos y mezcla en un refugio caluroso y alentador, apartado del mundo externo.

 En cuanto al placer y creatividad sexual en el matrimonio, es importante aprender a entender las diferencias de atracción y expresión sexual que existen en el hombre y la mujer. Cada uno debe aprender cómo satisfacer a su pareja, despojándose de todo deseo egoísta, para entregarse a una relación donde lo más importante es satisfacer a la otra persona. Cuando se produce este tipo de entrega, le aseguro que ambos serán plenamente satisfechos y su relación florecerá aun en tiempos de sequía.

Dios nos reta a experimentar la fe, a través de una vida completamente entregada. Es un desafío para los padres cristianos vivir ante sus hijos de manera genuina, aun cuidando de los más mínimos detalles. Para lograrlo, no hay nada más saludable que aplicar los principios bíblicos como marcadores en las relaciones de familia, sin llegar a la imposición legalista de los mismos. El propósito es que hagan uso de la palabra de Dios en términos prácticos. Por tanto, se hace necesario que cada familia ajuste sus normas conforme a los valores establecidos en las escrituras.

Como padres, también somos retados. Debemos mantener reglamentos claros y realistas en el hogar y dárselos a conocer a nuestros hijos, y a medida que estos van creciendo las reglas deben ser adaptadas. Resulta muy dañino para los adolescentes y jóvenes que sus padres les continúen tratando como niños, usando el mismo sistema de retribución y castigo.  Hay varios principios a seguir como parte del maravilloso y difícil reto de ser padres.

Es necesario que alabemos a nuestros hijos por su buena conducta. Para muchos padres es más fácil recordarle a su hijo en qué ha fallado, que darle alabanza por lo que ha hecho bien. En muchos casos, la amonestación constituye prácticamente el único medio de comunicación entre ellos. Esto trae consigo consecuencias negativas en la relación entre padres e hijos. Por otra parte, es necesario exigir el cumplimiento de las reglas de forma justa y consecuente. Ellos demandan y necesitan reglas firmes y límites seguros.

La meta de la disciplina es que se produzca obediencia, por tanto, no se nos puede olvidar expresar amor y aceptación rápidamente después de la corrección. Los hijos necesitan sentirse amados y aceptados por sus padres. También es importante que al crecer sean involucrados en las decisiones familiares. 

Seamos los mejores padres posibles para nuestros hijos, ofrezcámosle amor, y afecto, aceptación total, seguridad, cuidado físico y material, comprensión y una disciplina y corrección consecuentes. Tenemos una gran responsabilidad ante Dios y él nos va a calificar en esta tarea.

No podemos olvidarnos de la recreación familiar, ya que esta práctica puede llegar a tener un alto valor en la vida de los hijos, y fomentar en ellos la espontaneidad, la creatividad, además es importante para establecer patrones bíblicos. La recreación en familia no siempre requiere de dinero, pero sí un tiempo de calidad.

La oración, la lectura bíblica, el sentido de Cristo en nuestras vidas y toda clase de actividad espiritual nos proporcionan fortaleza y profundo contentamiento. Cuando hacemos de nuestro hogar un refugio de la presencia de Dios, confiándole y dependiendo de él en los asuntos personales y de índole familiar, crecemos y echamos raíces profundas en nuestra relación con él y con cada miembro de la familia. Al alcanzar este equilibrio, podemos considerar que sí se puede lograr el reto que hoy se nos impone, llegar a ser una familia cristiana saludable.  


Master en Familia. Aimet Rodríguez

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¿Qué hacer en la casa?

En estos días todos hemos sido movidos a permanecer confinados en nuestras casas a causa de la pandemia del nuevo coronavirus, ahora comenzamos a buscarle sentido a esta situación y en parte se remueven las costumbres de asistir sistemáticamente a los templos.

¿Qué podemos hacer en este tiempo?

Podemos ver en el Nuevo Testamento lo fructífero que era compartir el evangelio en las casas. La iglesia del primer siglo en adelante por más de 200 años se reunía en casas compartiendo la palabra, el pan y las oraciones, hasta que después del año 325 el emperador romano Constantino comienza a dar libertad de culto a los cristianos y años después es Teodosio I quien reconoce al cristianismo como religión oficial del imperio. Comenzando así una época de auge donde se construyen templos y los templos que antes servían a otros cultos son dedicados para el cristianismo. Ocasión en la cual se revierte el modelo de iglesias en las casas para pasar a iglesias en los templos.

Después de la reforma protestante iniciada en 1517, comienza una nueva oleada de persecuciones contra los cristianos protestantes lo cual provoca el resurgimiento de pequeños grupos cristianos que se reúnen en casas.

Así también es el origen del movimiento metodista que desde la propia casa pastoral de los Wesley se daban cultos familiares a los que luego se sumaron vecinos y familiares. En este caso Susana la madre de los Wesley es una experta en esta modalidad.

La propia experiencia espiritual de Juan Wesley ocurrió en una casa donde se reunía un pequeño grupo.

Así se difundió luego el metodismo en casas que más tarde se tornaron en iglesias en locales rentados o transformados para este fin.

Sin embargo, la obra evangelizadora en el mundo entero tiene su mayor fortaleza en los grupos pequeños que se reúnen en casas para compartir la fe y el discipulado.

Tal vez resulte interesante el hecho de que la iglesia salga del templo y llegue a los hogares con un mensaje de fe, de esperanza y de salvación.

Aquí les sugiero algunos textos que le pueden motivar y de los cuales pueden sacar provecho para este tiempo.

Mateo 8:14 Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre.

Mateo 9:10 Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.

Mateo 9:28 Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor.

Marcos 2:1 Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa. inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra.

Marcos 7:17 Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola.

Hechos 2:46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas,

comían juntos con alegría y sencillez de corazón.

Hechos 5:42 Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.

Hechos 8:3 Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel.

Hechos 10:22 Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oír tus palabras.

Hechos 12:12 Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando.

Hechos 16:32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.

Hechos 16:40 Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia, y habiendo visto a los hermanos, los consolaron, y se fueron.

Hechos 20:20-21 y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.

Romanos 16:5 Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo.

1 Corintios 16:19 Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor.

Colosenses 4:15 Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa.

Filemón 1:1-2 Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro, y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa.

Les animo a que puedan aprovechar la oportunidad de compartir el evangelio y de brindar un mensaje de fe y de esperanzas a un pueblo que espera que solo un milagro les libre de este padecimiento.

Rector: Rev. Enoel Gutiérrez E

Rev. Enoel Gutiérrez. E.