Un acontecimiento que cambió la historia
Category : Teología
Durante estos días que vive la humanidad y, por supuesto, también nuestra nación, vale la pena recordar que Dios sigue siendo el mismo, por más adversas que sean las circunstancias. Porque en la historia siempre surgen nuevos desafíos. Por diversas razones, tenemos la tendencia de pensar, que no tenemos ni las capacidades ni las cualidades suficientes para lidiar con situaciones nuevas o complejas; de manera que, te invito a que hagamos algo muy inspirador y provechoso con este artículo, y es analizar la experiencia que cambió la vida de uno de los grandes personajes de la historia de la iglesia, el fundador del movimiento metodista: John Wesley. Personaje que, como en la mayoría de los casos, fue llamado en medio de una situación crítica y compleja; motivo suficiente para que el Señor lo usara con el propósito de impactar no solo a un grupo determinado de personas, sino a toda una sociedad. Precisamente, reflexionaremos sobre el impacto de un hecho acontecido el 24 de mayo de 1738, que cambió la historia de la iglesia, y el destino de toda una nación. Acontecimiento, que puede impulsarnos a meditar como cristianos en la Cuba de hoy, en el mundo actual. Conocido popularmente como “la experiencia del corazón ardiente”; este hecho ocurrió en la calle londinense de Aldersgate, donde radicó una modesta capilla en el siglo XVIII. Sin embargo, la fama de este sitio se extendió por toda la historia a causa del movimiento que generó.
Veamos como Wesley reflejó en su diario lo acontecido el 24 de mayo de 1738:
«Como a las 5 de la mañana abrí mi Nuevo Testamento y encontré estas palabras: ‘Nos son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina» (2 Pedro 1:4). Al salir de mi cuarto me fijé en lo siguiente: ‘No estás lejos del Reino de Dios». Aquella tarde me invitaron a ir a la catedral de San Pablo, y la antífona era: ‘De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo… Espere Israel a Jehová, porque en Él hay misericordia…» Por la noche fui, casi a pesar mío, a una pequeña reunión en la calle de Aldersgate, donde oí la lectura del Prólogo de Lutero a la Epístola de San Pablo a los Romanos. Como a las nueve menos cuarto, mientras escuchaba la descripción que Lutero hace del cambio que Dios obra en el corazón por la fe en Cristo, sentí arder mi corazón de una manera extraña. Sentí que confiaba en Cristo, y en Cristo solamente, para mi salvación; recibí la seguridad de que Dios había borrado mis pecados y que me salvaba a mí de la ley del pecado y de la muerte. Me puse entonces a orar con todas mis fuerzas por aquellos que más me había perseguido y ultrajado. Después di testimonio público, ante todos los asistentes, de lo que sentía por primera vez en mi corazón.”
Juan Wesley desde ese día fue otro, cuando caminaba era otro, cuando oraba era otro, cuando predicaba era otro, cuando ministraba era otro. NO ERA MÁS QUE UN HOMBRE DIRIGIDO POR EL ESPÍRITU SANTO. No obstante, esta experiencia en Aldersgate, fue el resultado de años de peregrinaje de Wesley en su lucha por vivir el cristianismo genuino. Antes, cada vez que se planteaba un nuevo reto, este iba acompañado de la sombra de la decepción y la duda. Por ejemplo, siete años después de haber sido ordenado como sacerdote de la Iglesia de Inglaterra (anglicana), el 14 de octubre de 1736 se embarcó para Georgia, con el objetivo de predicarle a los indios americanos. En aquel viaje tuvo la oportunidad de conocer a los cristianos moravos, grupo de creyentes que llamó mucho la atención al propio Wesley, por la fe tan sencilla, y a la vez tan alegre que vivían el evangelio. Algunas experiencias junto a estos cristianos de fe tan ferviente, conjuntamente con el fracaso de su misión en Georgia, lo hicieron regresar frustrado a su país; lo primero porque se cuestionó si verdaderamente era cristiano, y lo segundo como él mismo dijo: “Fui a América a convertir a los indios, y quién me convierte a mí”.
Volviendo a la importancia de la experiencia en Aldersgate. El escritor y teólogo metodista Ted Runyon registró la siguiente frase en su libro “La Nueva Creación. La teología de Juan Wesley para hoy”:
Wesley ha sido ampliamente acreditado como el primero en incorporar explícitamente desde su perspectiva teológica la dimensión experimental de la fe cristiana. Sin embargo, en nuestro tiempo cualquier apelación a la experiencia religiosa hace que les den escalofríos a muchos teólogos.
En su diario refleja la búsqueda de esta experiencia, y posterior a Aldersgate, enseñó la importancia de la fe viva y genuina en Dios.Se dio cuenta que no es suficiente con tener las doctrinas correctas, como él las sostenía. También las prácticas correctas no son suficientes, porque él también las practicaba. Se dio cuenta que la vida cristiana es una experiencia desde adentro, que transforma el corazón y lo hace brotar y germinar hacia afuera. De manera que, una de las características del avivamiento metodista del siglo XVIII, era el fervor, la pasión, el entusiasmo de aquellos hombres y mujeres que sacudió y barrió a toda una nación. Sus efectos en la nación inglesa lo veremos a continuación, pero antes recordemos que un encuentro con Dios cambia la vida de una persona. Como en Pentecostés, de acuerdo al libro de los Hechos, el derramamiento del Espíritu Santo operó un cambio en la vida de los apóstoles y discípulos. Posterior a ello, el apóstol Pedro se levantó y dio una poderosa predicación y rápidamente se unieron los primeros convertidos. Ese fuego denota la presencia purificadora de Dios, que consume los elementos indeseables de nuestras vidas, encendiendo en nuestros corazones la llama que inflame la vida de otros. Eso fue lo que ocurrió con Wesley, eso es lo que necesitamos para nuestro tiempo.
Por supuesto, la oposición siempre estuvo. A raíz de su nueva línea de predicación bíblica, los púlpitos de la iglesia de Inglaterra le fueron cerrados a Wesley, en consecuencia, dijo una frase, que resume todo el impulso del nuevo movimiento fundado por él: “El mundo es mi rebaño”
De ahí que Wesley se preocupó por la situación de los pobres, de los desamparados. El movimiento metodista creció a partir de los mineros (obreros que eran de escasos recursos), y se extendió entre los pobres. Wesley predicaba a las multitudes donde fuera necesario, y Dios confirmaba con señales y maravillas al estilo bíblico. Organizó a sus seguidores en sociedades, con el fin de que crecieran y vivieran una vida cristiana en santidad. Instituyó capillas, escuelas, centros médicos, etc. Ayudó con la creación de fondos para dar créditos a los pequeños negocios. La educación fue otro de los pilares fundamentales, además de la venta (a precios muy bajos) de literatura cristiana, que desarrolló hábitos de lectura en grandes sectores de la población inglesa. Todo esto acompañado de un gran avivamiento espiritual.
La mayoría de los historiadores coinciden en declarar que, la llegada del movimiento metodista salvó a Inglaterra de una revolución sangrienta como la ocurrida en Francia en 1789. Si tenemos en cuenta que, la población de Inglaterra en la época de Wesley era de unos cinco a ocho millones; casi el diez por ciento vivía en Londres, la gran mayoría en severas condiciones. La vida en las ciudades y aldeas era precaria, especialmente para los pobres, que eran numerosos. No había seguridad en los empleos. La vivienda era mayormente inadecuada y muy costosa. El agua era escaza. El alcohol, la violencia, la prostitución y el juego “ayudaban” a mucha gente a lidiar con la desesperación y el abandono. Los ricos eran pocos en número, pero extremadamente poderosos. Los comerciantes y las familias arrojaban toda la suciedad a las calles y los ríos, donde el olor a podrido era insoportable. En esa época, nominalmente la gran mayoría de los ingleses eran “cristianos”. Sin embargo, la sociedad reflejaba todo lo contrario, ya que los valores morales y éticos estaban desapareciendo. Como el concepto de salvación para Wesley era algo integral, o sea una obra completa, él creía que la conversión también era la transformación del entorno del individuo, además de su crecimiento personal. De ahí que, el cambio es desde adentro, pero también hacia afuera, el contexto del nuevo creyente también debe ser afectado.
Como pudimos ver, una experiencia profunda con el Señor cambió la vida de Wesley para siempre, y esta a su vez, afectó la vida espiritual y social de toda una nación. El avivamiento wesleyano en la Inglaterra del siglo XVIII, generó un movimiento que continua hasta la actualidad. Hoy en día las corrientes y denominaciones evangélicas que se consideran herederos espirituales y doctrinales de Wesley, agrupan a más de 600 millones de miembros a nivel mundial, y están presente en todos los continentes. Pero como en toda historia, existe una causa, que es importante siempre recordar y analizar. Todos los avivamientos que han ocurrido a través de la historia, han tenido un denominador común: la Fe genuina; y es desde allí donde siempre debemos actuar. Sin duda, la experiencia en Aldersgate nos puede aportar una nueva perspectiva.