Una celebración, de un suceso trascendental, que nunca debemos olvidar. ( 2da edición actualizada)
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El próximo 31 de octubre estaremos conmemorando un aniversario más de la Reforma Protestante. Por lo que la gran familia de iglesias y denominaciones cristianas alrededor del mundo, herederas de este movimiento, celebrarán los 503 años de vida del protestantismo histórico. Recordemos que el motivo de la fecha es, porque en el mismo día, pero del año 1517 (siglo XVI), el monje católico alemán Martín Lutero clavó en la puerta principal de la Iglesia de Wittenberg[1] el documento conocido como las “95 tesis”. De manera que, para la inmensa mayoría de los historiadores, esta fecha marca el inicio de una nueva etapa no solo en la historia del cristianismo, por abrir paso a un nuevo período en la búsqueda de las raíces auténticas de la Fe cristiana, sino también en la historia universal, por ser uno de los pilares que contribuyó al nacimiento de la era “Moderna”.
-Primeramente, vamos a definir que el concepto de “reforma” o “reformador” en el cristianismo, no es un patrimonio exclusivo de las figuras más destacadas de la iglesia en el siglo XVI. Antes de Lutero hubo quienes intentaron reformar a la Iglesia Católica, que era la que predominaba en Europa occidental. Algunos de estos reformadores fueron, Pedro Valdo, John Wycliffe, Jan Huss, y Girolamo Savonarola. Reformadores que, aunque no tuvieron los resultados deseados, el impacto y repercusión de sus ideas influyeron poderosamente en lo acontecido con el protestantismo. El origen del título de “protestantes” proviene de la segunda Dieta (Asamblea) imperial de Espira de 1529, donde a los defensores del luteranismo se les llamó por primera vez “protestantes”. A partir de aquel momento, dicho calificativo se le concedió históricamente a todas las iglesias y denominaciones cristianas, que surgieron como consecuencia de esta reforma.
-Volvamos a lo acontecido el 31 de octubre, analizando un poco el contexto de aquel acto público de Lutero, dado que no fue un hecho aislado. Para aquella época el monje alemán ya contaba con cierta reputación y popularidad. Lutero, además de ser Doctor en Teología, párroco, y profesor de la prestigiosa Universidad de Wittenberg, contaba con un amplio aval entre sus coterráneos. Debemos también señalar que la única iglesia oficial que existía en Europa occidental era la Iglesia Católica Romana, cuya cabeza principal ha sido el Obispo de Roma (Papa). En esta institución existía un ambiente de corrupción alarmante, y por si fuera poco la sociedad europea “cristiana” era el reflejo de la misma. La máxima autoridad en turno de la iglesia romana era el pontífice León X, quién emprendió esfuerzos, no para reconstruir la vida espiritual de la iglesia, ni tampoco para renovar la sociedad europea, sino para convertir a Roma en una ciudad del “Renacimiento[2]”. En otras palabras, invertir en la edificación de varios complejos arquitectónicos de gran valor artístico. Ejemplo de ello fue su proyecto cumbre, la construcción de la hoy famosa Basílica de San Pedro del Vaticano, cuyo costo para la época era difícil de sufragar por las arcas de Roma. Entonces, para continuar con dicho proyecto, el pontífice romano accedió a la financiación por medio de préstamos, otorgados por grandes banqueros imperiales. Sin embargo, para pagar las deudas contraídas, el máximo jerarca del catolicismo tenía que acudir a algún método, y ese fue las ventas de Indulgencias.
La Indulgencia era un documento firmado por el mismo Papa de Roma, que garantizaba “remisión total por los pecados en esta vida”. Dada la ignorancia, el analfabetismo, y la superstición que predominaban en Europa, la mayoría de las personas pobres fueron presas dóciles de los llamados “predicadores de indulgencias”, que con sus caravanas montaban escenografías para representar el infierno o el purgatorio, y así la gente, después de oír un “fervoroso sermón”, acudían en masas a comprar las indulgencias papales. Cuando estos predicadores con su venta de indulgencia llegaron a territorio alemán, desataron la indignación del profesor Martín Lutero y la reacción a las mismas fue que publicó, como expresamos al principio, las 95 Tesis. Clavar documentos en la puerta de la iglesia era algo común, ya que se hacía para dar información y para crear debates académicos entre estudiantes y profesores de la universidad. Esta fue la primera intención de Lutero con su 95 tesis, denunciar que la venta de indulgencias era una práctica anti-bíblica, y quiénes participaban en ella no hacían lo correcto delante de Dios. Como la imprenta ya existía para la época, en muy poco tiempo miles de ejemplares de las 95 tesis fueron distribuidos por gran parte de la región germánica y pronto se convirtieron en un éxito editorial, por lo que “Las indulgencia” sufrieron una gran caída en sus ventas. Posteriormente Lutero publicó la explicación de las 95 tesis, para argumentar sus denuncias y declaraciones.
Por supuesto, que lo contado hasta ahora solo representó las primicias del movimiento protestante. A partir de la fecha memorable, los aires de reforma se expandieron por toda Europa, y otros protagonistas se levantaron. Surgieron nuevos desafíos, ya que los poderes tanto eclesiástico como secular que predominaban en Europa, representados en las figuras del pontífice romano y el emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, no estaban dispuestos a ceder fácilmente ante las exigencias y denuncias de los reformadores protestantes. Debido a esta incapacidad de reforma por parte de la iglesia romana, el protestantismo germinó en una gran variedad de nuevas iglesias y denominaciones con un núcleo básico doctrinal, como lo vemos hasta el día de hoy. Pero, como este artículo viene enfocado en el origen de la fecha de esta celebración, nos hemos limitado al contexto y repercusión de lo acontecido el 31 de octubre de 1517.
-Este año, sin duda, ha sido muy complicado por la razón que todos conocemos. No pretendimos en absoluto girar este artículo a la situación actual, por causa del bombardeo constante de información al que estamos expuestos día a día por causa de la Covid-19. De manera que, le invitamos por un momento a reflexionar sobre este suceso que conmemoraremos, ya que marcó el inicio del movimiento protestante en Europa e impactó poderosamente la historia de la humanidad. Han pasado casi 503 años desde el inicio de la Reforma Protestante, y como cristianos evangélicos estamos llamados a defender los principios que la hicieron nacer y desarrollarse con fuerza. Como todo proyecto espiritual y teológico en la historia del cristianismo, el movimiento protestante necesitó tiempo para tomar forma y así encontrar el camino de una reforma integral. Hoy en día, ante la avalancha de doctrinas falsas, que nada tienen que ver con el cristianismo auténtico, nosotros podemos con el mismo espíritu que guio al gran movimiento protestante, hacer énfasis en las fuentes originales de nuestra doctrina y nunca apagar el fuego evangelístico-misionero que nos caracteriza.
Sin dudas, un buen
motivo nos convoca para celebrar el próximo 31 de octubre este suceso
trascendental, y así nunca olvidar nuestros orígenes históricos.
[1] ciudad de Alemania, situada a orillas del Elba, con una población cercana a los 50.000 habitantes. El nombre oficial en alemán: Lutherstadt Wittenberg (“Wittenberg Ciudad de Lutero”).
[2] Renacimiento, es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental durante los siglos XV y XVI. Fue un período de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna.